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miércoles, 26 de septiembre de 2007

La vergüenza ajena.

OENALLE. Organización de Estados-Naciones antes llamados Expaña.

Enciendo la televisión y hay un debate. El moderador intenta aplacar la acalorada discusión que se extiende como centro de atención del programa: España se rompe.
Si señores, España se rompe, mientras yo me bebo un vaso de leche y me fumo un cigarro en la cocina de mi casa. Las distintas corrientes ideológicas representadas en el debate son las ya clásicas: PP, PSOE, medios de comunicación anexos a estas opciones, independentistas vascos y catalanes para darle colorido al asunto y pseudointelectuales de mesa camilla (véase la tal Rahola). Pasados unos minutos empiezo a sentir unos golpes en las paredes del estómago derivados de la serie de insensateces que se despliegan ante mis ojos, pero como soy bastante "masoca" no me atrevo ni a cambiar de canal. Engullo lo que queda de programa y cuando por fin acaba me siento profundamente asqueado sobre todo lo visto.
Odio y crispación. Estas palabras tan repetidas en los medios de comunicación en los últimos tiempos me vienen a la mente en estos momentos, pero con un objetivo completamente alejado de su utilización más reciente. El odio se está instalando en mi, de ver a las alimañas políticas de este país utilizarnos como robots teledirigidos. De ver a fascistas peperos, socialistas (del penoso PSOE), nacionalsocialistas catalanes o vascos y demás morralla, despachándose bien a gusto en los medios de desinformación de nuestros país. La verdad es que me da completamente igual si España se rompe, si Cataluña se establece como nación soberana o si Euskadi deja de hablar castellano. La política me apasiona, a pesar de lo aquí vertido, pero he terminado más que harto de la mediocridad, del despotismo, del totalitarismo y del empacho de necedades que circulan por esta parte de la Península Ibérica. Siento asco, vergüenza, bochorno...
Mientras nos siguen inflando con todas estas ideas me pregunto si a nadie le importa que la mayoría de los jóvenes no puedan ni comprarse una casa, que los salarios sean más bajos que nunca 1, o que la educación de la sociedad española sea tan pésimamente baja... Es más a nadie le importan cosas como que África se esté muriendo de hambre, el calentamiento global o similares tonterías de hippies. No, según el PP y muchos otros grupos políticos y sociales, debemos preocuparnos por el desmembramiento del reino y su deriva hacia una catastrófica... me da miedo completar esta frase.

Nominados para desaparcer de la Tierra: desde el PP y el PSOE, hasta el rey y el resto de chupópteros, pasando por el Führer Ibarretxe y el iluminado de Carod Rovira. A mi déjenme tranquilos con mis cosas y váyanse con la pandereta a otro sitio, que como dice la canción la vida es muy corta.


1 http://www.elpais.com/articulo/espana/mitad/madrilenos/asalariados/llega/mileurista/elpepuespmad/20070924elpepunac_10/Tes

lunes, 17 de septiembre de 2007

Del norte al sur





Narcotizado por el insomnio te buscaba entre las rejas de la ventana. Contaba las horas y los días que faltaban para volver a verte. En un lugar extraño, el más odioso para mi en aquellos momentos, debía existir un punto donde encontrarnos. Un lunar de tu cuerpo, por ejemplo. Me castigaba imaginándote: riendo, hablando o recogiéndote el pelo. Mataría a todos aquellos que estaban mirándote en ese momento. Y una vez más, tu voz. O tu boca. O todo lo que me gritaban las sombras de esa oscura y helada habitación.

Benit Mahan

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Mi Dublín





Pensando en el encanto dublinés, decía que este no se encuentra para mi en los pricipales atractivos turísticos, ya que la ciudad tampoco destaca precisamente por esto, sino que se encuentra en los detalles rutinarios y nimios. Uno se empieza a sentir un poco dublinés cuando juega un partido de fútbol contra una manada de nackers que no pasan de los quince años en los suburbios norteños: van en bici( les encanta llevarse las bicis de las demás) y tienen el fuck pegado a la boca o cuando se toma una pinta en un pub de barrio, en esos pubs que hay más allá de Temple bar, donde los abuelos de la zona son como prolongaciones de las sillas, ya que se mueven menos que los camaleones. Cómprate una camiseta del Celtic o del Liverpool y harás amigos en poco tiempo. En estos entrañables lugares puedes ver a los parroquianos sentados en su lugar de cada día, sin apenas moverse. Aquí se bebe y se bebe, y cuando acaban siguen bebiendo. Podrás ver tanto a unas niñas con faldas como cinturones (supongo que el frío da igual porque ellas ya van calentitas) con unas torrijas increíbles o a un abuelo que no termina de caerse al suelo. Un amigo dice que en Irlanda se hablan tres idiomas: el inglés, el gaélico y el borracho.

La comida es carísima y malísima, por un sandwich te pueden fajar cinco euros, y con toda la tranquilidad del mundo. Luego ya tienes un amplio abanico de establecimientos de comida basura por precios bastantes elevados para el bolsillo español: kebaps, chinos o hindúes, pollo hasta en la sopa y mucho sándwich con salsas de todos los colores. Los restaurantes son para la jet. Lo mejor sin duda las "chips", en cualquier "take away" de barrio podrás comer unas caseras "chips" por 2´50, pero hay que acordarse de avisarles que no le echen vinagre.

La garda(la policía autóctona) apenas tiene trabajo, aqui no hay criminalidad, tan solo se roban bicis, y se dedican a ponerles multas a los taxistas o a retirar borrachos de las calles...Uno casi echa de menos a esos "monillos", "tocándonos los huevos" en los parques de la periferia día y noche, buscando esa "chinilla" que pueda inculparnos; o a esa eficiente y moderna Guardia Civil, apostada en cualquier rincón de nuestras carreteras con la multa calentita en el bolsillo de la chaquetilla. "Home sweet home".

Dublín



A su izquierda verán el rio Liffey y un poco más allá se encuentra O´Connell Street la pricipal vía que bla,bla,bla...
Personalmente creo que ya hay señores que se dedican a hacer estas cosas por lo que omitiremos el tedioso panfleto turístco. Que mejor que revolver las verdaderas tripas del sentimiento dublinés que buscando el contacto directo con sus hospitalarias gentes. Y digo esto porque jamás conocí gente tan amable como esta, y no me refiero a una experiencia aislada si no a muchas acaecidas esta última semana.
Nuestros amigos dublineses, y perdonen las generalizaciones tan recurrentes en estos casos, son gente extremadamente educada, hospitalaria y noble. Nada que ver con la actuación de muchos de nuestros compatriotas cuando se nos pone un "guiri" delante: el cachondeo está asegurado por un rato y todos sacamos el "Torrente" que llevamos dentro. No digamos ya cuando el incauto turista nos pregunta por un determinado lugar....

Odio la cerveza, sea Guiness o Mahou, me gusta fumar en cualquier lugar, me gusta el bullicio y no siento especial predilección por la música celta. Por todo esto y más t, hasta el momento.al vez no he sido capaz de captar el encanto de Dublín, hasta el momento... Desde luego que el encanto no se encuentra en la visita guiada a una de las catedrales de Dublín, ni en cualquiera de las otras visitas turísticas que ofrece la ciudad.....para mi el encanto se descubre en los detalles de la vida diaria de los dublineses.