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martes, 23 de septiembre de 2008

Tetuán, la decadencia y el protectorado.


La Paloma Blanca, la capital de los andalusíes, de los que dicen ser "los auténticos andaluces", los "hijos" de Boabdil que poblaron estas tierras del norte de Marruecos, desprende un sabor añejo como pocas otras. Esta ciudad, convulsa, de aire decadente, parece morir anclada en un pasado épico y señorial un tanto rancio, destilando nostalgia por sus esquinas. Todavía son muchos los tetuanís que rememoran con verdadero fervor el pasado colonial de la ciudad y la impronta que los españoles dejaron en ella. Hoy, Tetuán parece una escultura olvidada en un palacio derruido, toda rodeada de hiedra y follaje, ignorada en su mismidad por el paso de los años. Mientras el resto del país se adapta a los nuevos tiempos y se desarrollan importantes infraestructuras económicas y sociales, la paloma blanca permanece ajena a este movimiento, a este desarrollo, por otra parte obligado, en un país que es un enclave estratégico de primer orden. Es como si el rey no perdonase la relación histórica de la región norte del país con España, y la condenara a la más absoluta de las indiferencias.
Han sido muchos los marroquíes de otras regiones que me han señalado el carácter "complicado" de los tetuaníes y su particular visión del mundo. La clásica ruptura norte-sur, muy acusada en países como Italia o España, también existe en Marruecos, pero con los papeles cambiados y unas peculiaridades muy curiosas. En este caso, paradójicamente, son las ciudades del sur las que más han desarrollado sus infraestructuras. Frente a esto, y basándonos en las tradicionales animadversiones entre norte y sur, los tetuaníes se defienden sacando una "casta muy señorial", la de la historia, la de los linajes y demas cuestiones, enfrentándola a los del sur. En este caso no importa tanto lo económico, sino la procedencia y las clases altas tetuaníes defienden a capa y espada su procedencia andalusí, posicionándose por encima de las personas del sur, procedentes de familias inferiores... Aunque pueda parecer sorprendente, todas estas cuestiones pueden resultar un tanto "medievales", pero siguen estando al orden del día en muchos sectores sociales tetuaníes. Si a esto le unimos el carácter un tanto hermético de los tetuaníes, ya tenemos algunas de las razones de la mala fama de las que estos gozan en el resto del país. Pero gracias a Alá, hay de todo en la villa del señor, y los encantos de esta ciudad se encuentran escondidos detrás del primer vistazo superficial, lejos de la mirada del turista que busca fagocitar el producto rápidamente y continuar con su tour de cartón-piedra...