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miércoles, 14 de noviembre de 2007

LA CAJA TONTA, EL HOMBRE TONTO




Sentado ante la caja tonta,cambiando de canal consumido por el poder lobotomizador de la misma,me sumerjo en un estado de automatismo preocupante. De repente presto atención a las imágenes que se despliegan en la pantalla: paisajes idílicos, mansiones, playas,puestas de sol, chicas/os de postal, sacados de los anuncios de Polo Ralph Lauren o similares emporios...un mosaico prototípico que despierta mis desprecios mas abiertos.Pero...sorpresa! mis músculos no reaccionan antes las órdenes de mi cerebro y la serie televisiva continúa su curso. Comienzo a mostrar cada vez más atención y lo que voy descubriendo no me llega a desagradar. Lo que parecía una horripilante fachada se convierte en un elemento secundario a la vista de lo que se avecina.

Para los que fuimos criados en zonas humildes y trabajadoras,siempre permaneció sembrado en nuestra "psique" colectiva, un desprecio explícito a los más pudientes,los ricos, esos seres banales, despreciables y déspotas que no conocían el valor de las cosas y que vivían fuera de la realidad ...Para potenciar estas concepciones unidimensionales, la televisión nos mostraba modelos tomados de la desigual sociedad americana: esas mansiones, esos descapotables,esos adolescentes de anuncio y esas increíbles fiestas con piscina nos hacían envidiar (un poco o un mucho según casos),aún cuando nunca lo reconociesemos, el pomposo estilo de vida que nos exhibían. El éxito de la teleserie mencionada no tiene tanto que ver con la explotación de las desgastadas fórmulas de las series para adolescentes, ni por la supuesta fascinación que pudieran ejercer los hábitos y costumbres de las élites en el pueblo llano(aunque el morbo ame a los extremos), sino que reside en la transformación antitética de todos los clichés que rodean a este superficial mundillo. Los diálogos se desenvuelven con una frescura inusitada para las series del ramo, hay espacio para la ironía y el sarcasmo,tejido de manera elegante, los personajes más allá de altibajos son lo suficientemente complejos como para huir de los tópicos. Incluso podemos encontrar en los diálogos referencias culturales de los circuitos menos comerciales(los protagonistas yendo a un concierto de Death Cab for Cutie?), y hablando de USA esto son palabras mayores, y pequeños guiños a universos tan especiales como el del cómic, en su vertiente más freak. Es más, los personajes no solo son guapos, ricos y dinámicos, sino que muestran una ética intachable permitiéndose el lujo de estar concienciados frente a las desigualdades sociales, los problemas mediombientales o las políticas corruptas. En este idílico paisaje incluso hay espacio para la crítica social(los protagonistas hablando de lo snobs y pijos que son sus vecinos) o la política, siempre más cerca de esa tibia actuación de las élites más "subversivas" de la sociedad americana, que en algunos casos se acerca más a la caridad cristiana que a las concepciones a las que estamos acostumbrados en Europa o Latinoamérica. Y es aquí donde todo el equipo comienza a chirriar..

¿Hasta qué punto se presenta como incoherente un sistema como el creado en esta ficción? Nadie nos prometió que las teleseries tengan un fuerte componente realista, pero esta por momentos nos engatusa con sus ejemplarizantes formas en un marco tan frívolo, donde parece que el lado más "humano" sigue prevaleciendo más allá de las consideraciones negativas expuestas. Tanta perfección debe explotar por algún lado y la serie no deja de adolecer de un cierto regusto a "moralina" fácil, en un contexto de profundas contradicciones. Y asi nos surge la siguiente pregunta: ¿Cómo comprender todo este complejo entramado de paradojas? De nuevo, nos viene a socorrer, la ironía postmodernista..