CLICK HERE FOR THOUSANDS OF FREE BLOGGER TEMPLATES »

lunes, 5 de julio de 2010

Caótica lluvia de ideas sobre los modelos sociales


Se habla mucho en estos días de la ausencia de modelos sociales, culturales y éticos, de figuras inspiradoras de respeto, personas que con sus acciones creen patrones de comportamiento en lo que la sociedad observe valores meritorios a seguir. Por esta cuestión se presenta especialmente sangrante el papel de las élites en nuestras sociedades, como canalizadoras del progreso social, cultural y científico y formadoras en muchos casos, junto a la prensa, de la llamada opinión pública. Las élites culturales, políticas y en general mediáticas de nuestro país, deberían ser ejemplarizantes en su papel representativo del resto de la sociedad y deberían concienciarse más del papel tan influyente que tienen en el comportamiento de gran parte de nuestra sociedad. Pero sabemos que esta base teórica está profundamente alejada de la realidad de nuestro país en estos días.
Más allá de las diferentes posiciones políticas, sociales o religiosas defendidas por cada persona vivimos un momento de decadencia ideológica y cultural desesperanzador. Algo así como lo que anunciaba Fukuyama, pero a todos los niveles aquí descritos. La imponente maquinaria neoliberal, con un capitalismo destruido y desorientado, ha conseguido absorber todos los movimientos sociales, culturales y políticos, para asimilarlos al sistema. Tomemos como ejemplo el arte, a través de sus actuales formas de expresión. No se trata tanto de la ausencia de ideas creativas o la falta de valor estético, si no la ausencia total de un espíritu crítico e independiente que pueda establecerse en una disidencia real de los cánones y las leyes del mercado. El arte se ha apoltronado al cómodo calor del mercado y las instituciones, y salvo honrosas excepciones su única rebeldía se manifiesta a través de proposiciones estéticas, que se nos presentan como rompedoras, pero son una prueba mas de la banalidad que inunda todo hoy en día.
Banalidad, mediocridad y uniformidad, cuestiones claves en nuestro devenir social. Estamos inundados de paradojas absurdas, que hacen incoherente nuestro estilo de vida. Mientras cada día buscamos "ser diferentes", terminamos siendo más parecidos.
Las empresas no sólo estructuran nuestro tiempo laboral, sino que nos dictan nuestras formas de ocio, nuestras modas o nuestros gustos. Ellas son las que nos dan el dinero, que después les devolveremos en nuestro tiempo de ocio. Y esta estructuración cada día se hace más compleja y sofisticada, como el conjunto de la sociedad. Pero no nos engañemos, porque hasta aquellos que huyen del "mainstream", del consumo de masas, tienen todo un entramado de empresas relacionadas entre si que se encargan de programar los gustos de los "outsider", lo que llevarán, lo que escucharán y lo que comprarán. La única diferencia estriba en la especialización y en el detalle de las nuevas corrientes.
Y cuidado, que esto no pretende ser un manifiesto "conspiranoico" contra "el sistema", sino un humilde azote de una hormiga cansada de tanta estupidez y vacío. Porque en esta deriva de paradojas estúpidas me choca que en la época en la que más acceso a información tenemos, exista cada vez un índice más alarmante de incultura y de adocenamiento. Los niveles de vulgaridad en la educación de nuestros "cachorros" están llegando a límites extremos y el mundo que nos han dejado "nuestros mayores" se encuentra en un estado de enfermedad crónica, de la que nadie tiene la más mínima idea de salir. Y mientras todo esto acontece buscamos en nuestro pasado respuestas a preguntas de nuestro tiempo. Todo vuelve, porque lo que tenemos hoy en día no satisface nuestras pretensiones morales, éticas e incluso estéticas. Por lo tanto seguimos empeñados en mitificar a señores que tuvieron su lugar en la historia, pero que hoy en día tal vez estuvieran tan perdidos en este maremagnum como todos nosotros.
Lo más desalentador es la incertidumbre, la desesperanza y el vacío que nos queda por recorrer, porque nos siguen diciendo que no hay alternativas, que hay que aprender a vivir con el "circo" que nos han legado. Sonaría exagerado decir que el acto más rebelde y disidente que puede tener hoy en día un chaval es comprarse unas zapatillas "Adidas" en vez de unas "Nike", pero el estado de confusión mental unido al exceso de información nos llevan a plantear este tipo de proposiciones sin que parezcan descabelladas.
Recientemente falleció un célebre escritor llamado José Saramago, y en muchas partes del mundo se lamentó no sólo la pérdida de ese gran escritor, si no la pérdida de un modelo intelectual, un modelo que conseguía remover mentes y hacernos pensar más allá. Se lamentó la pérdida, de uno de los pocos baluartes culturales comprometidos verdaderamente con su papel protagonista en el cambio social. Porque sabemos que en estos días en los que la cultura está quedando reducida al campo del ocio, estas personas son más necesarias que nunca, a pesar de que se empeñen en ningunear la utilidad de la cultura en la sociedad.
Posiblemente nadie tenga respuestas absolutas a los problemas de hoy en día, pero en la cultura y en la educación se encuentran muchas de las respuestas a nuestros problemas. Es necesario el papel de los ejecutantes, de los intérpretes, pero sin ideólogos, seguiremos reproduciendo las bochornosas conductas y los hábitos que no han llevado hasta este túnel.
Ahora construyan moralejas y muéstrense disconformes, que al menos así esta noche de insomnio no será una noche más al frente del aparato catódico...

2 comentarios:

Alberto dijo...

Verás, estoy de acuerdo con muchas cosas, pero creo que deberías llevar el análisis un poco más adelante. Un poco lo mismo, voy a soltar ideas así caóticamente:

b) Bien es cierto que el progre que hace instalaciones ultramodernas o el indy que presume de estar en los márgenes de lo comercial están inmersos en el sistema en una colaboración latente, pero ello no quiere decir que haya una ausencia de alternativas. En el caso del arte, por ejemplo, quizás el siglo XX sea el que más alternativas haya dado.bPor lo tanto, eso que dices de disidencias de los cánones, pues la verdad es que no lo tengo claro. Ni siquiera una homogeneización, el frutero de Cézanne lo rompieron las vanguardias y a partir de entonces no hay movimiento que dure más de dos o tres años.

B) Si te refieres a la dependencia del arte a lo económico, pues la verdad es que es así, y siempre ha sido así. El análisis marxista del arte dice que este es el resultado de una clase social. El arte es y siempre ha sido, profundamente conservador: las vanguardias eran cuatro locos a los que nadie hacía caso, y mientras que unos se comían los mocos, otros triunfaban. Un ejemplo: uno de los poetas más populares del XIX fue Campoamor. ¿Quién se acuerda de él hoy en día? Lo que pasa es que la historia se revisa, y de repente se reivindican ciertos artistas y se reescribe lo que ha pasado. Dentro de cuarenta años leeremos los libros de texto de nuestros nietos y les diremos que nada de lo que pone ahí pasó. Y posiblemente tendremos razón, jeje.

c) Aquello de la banalidad y la cultura basura es algo nuevo, cierto, pero lo es porque descansa en otra cosa nueva, que es la cultura de masas. Esto lo sabían muy bien los de la escuela de Frankfurt. Lo que tu buscas no te lo puede ofrecer la cultura de masas.

d) Fukuyama se equivocó, el mundo no se acabado, siguen pasando cosas y la historia sigue mutando. Hoy hay un sistema fagocitador, y quizás siempre lo ha habido. Pero hay movimiento, aunque no lo parezca (nunca lo parece).

En resumidas cuentas, el tremendismo este del que hablas me parece un poco exagerado, hace ya 30 años que venimos prediciendo la muerte del sistema cultural en el que vivimos y este no acaba de desvanecerse. La cultura de masas, con la televisión en cabeza, siempre ha buscado una homogeneización, pero ya incluso por su mismo formato (un medio dirigido a mucha gente). Sin embargo, Internet permite que en cierta manera este mensaje se individualice, y que la sociedad de masas deje de ser tan homogeneiante. A la televisión le quedan los días contados.

Y bueno, más cosas se me ocurren pero por hoy lo dejo

Shina dijo...

Albertoooo! Me alegra mucho que me rebatas de esa manera.
Bueno en primer lugar cabe decir que lo que has leído no es un análisis ni pretende serlo, ya que es un ejercicio de escritura continuada (no automática), para observar como van brotando las ideas.
Claro que existen alternativas, sobre eso escribí un artículo(aprovecho para venderme) anteriormente. Nunca tal vez tuvimos tantas alternativas, porque nunca hubo tantos medios para difundir ideas y conocimientos. Nunca antes tuvimos acceso a tanto conocimiento... Pero precisamente por ello es muy criticable el uso tan paupérrimo que se hace de los medios y el nivel de banalización y "cutrerismo" que se está alcanzando por estos lares.
Por todo esto, parto de una posición extremadamente crítica, que no negativa, para poder desentrañar las paradojas tan chocantes de nuestro tiempo.