Anotaciones del desasosiego y el desencanto

Enciendo la máquina y su luz me alumbra. Maravilloso aparatejo este, redentor de los desocupados y los ociosos. Mis sentidas condolencias al señor Churruca, por su pérdida de peso en el amplio mercado de las horas muertas.
Abro la red de redes y me introduzco en ella, realizando preguntas y respuestas, para terminar siempre en el escabroso camino de las vaguedades. Me enfrento a la red como si allí fuese a encontrar la panacea, las jodidas respuestas que den sentido a los pequeños huecos que faltan por cementar en mi realidad. Por ejemplo, en ocasiones me dejo llevar por una exacerbada ingenuidad, por un estusiasmo voluntariamente infantil, para demostrarme que yo, también puedo...
Fácil es cargarle el muerto a los tiempos que corren, a la delicada situación generacional de los jóvenes de esta esquina del mundo. Si mi padre me escuchara, con la de veces que ellos tuvieron que correr delante de los grises por Carabanchel... Y levantar el país, y construir la democracia, y darnos un país moderno y europeo (aprovecho estas líneas para dar las gracias a nuestro excelentísimo monarca por su incorruptuble esfuerzo en la labor representativa de las monedas de este, nuestro país)... Después de todo a nuestros progenitores aún les sobraba tiempo para tomarse unos botellines, ir a ver la parienta y seguir repartiendo panfletos contra un ya decrépito tirano...
Cada vez van quedando más resguardadas las quimeras de adolescente recién entrado a la universidad en las cajas llenas de polvo de mi cabeza. Ya ni la holística industria del ocio y el entretenimiento, ni los viejos refugios culturales pueden aplacar mi desasosiego. Es más, la incertidumbre y el desasosiego crecen.
Y si, ni la rebelión, ni la búsqueda de alternativas formas de vida pueden estimularnos, pues ya se cansaron de decirnos que está todo inventado. Como mucho, podremos inscribirnos en las distintas sucursales y esperar a que los días pasen honradamente o que la varita del éxito social nos toque. Y no, Virgilio, la suerte no favorece siempre a los valientes. Al menos entre los primeros kilómetros de la Nacional 5 y la A-42. Aún así, cuando me pregunten diré que no me cansé de luchar, faltaría más... Un acto de valentía como el de buscar un trabajo en nuestros días, y someterse gozoso al azar de calamidades y vilipendios del mercado laboral, solo es comparable al de llegar a fin de mes desahogado, realizado y con una vivienda, pongamos, por ejemplo, en una localidad del norte de Toledo...
Y aunque pueda parecer lo contrario, no perdemos la esperanza. Para Kiarostami fue el sabor de las cerezas, y para mi a veces es una canción de funk, otras una mirada tímida de una chica en la parada de autobús y otras las puestas de sol en La Serna...
Que no se preocupen los gobernantes y gerifaltes de distintos ámbitos y pelajes, ni las brigadas de control policial en la world wide web, esta vez no he venido a ser el altavoz del descontento juvenil (me he dejado las frases incendiarias para las apariciones televisivas de Esperanza Aguirre). De hecho, ya no me acuerdo ni a qué había venido.
Ahora, en un alarde de originalidad, cogeré una cita de un portal de internet de frases sesudas y pomposas, o tal vez de algún libro de Kundera, y pondré el final a tan maravilloso festival de incoherencias.
Disculpen que no me levante, pero esta noche me he solidarizado con el señor Groucho, ya que ni la rabia ni el desencanto pueden atarme a este rutinario insomnio.
Buenas noches.