Me quito el sombrero...
En términos generales me la traen floja todas las cosas que no puedo hacer ni tener: es la ventaja de que todo lo que uno ve sea mierda o vaya camino de convertirse. Lo malo viene cuando uno ve algo que ostensiblemente no es mierda y a la vez se da cuenta de que no está a su alcance. Ése es el momento de la humillación y a nadie le da gusto que le humillen. Un probre diablo, o sea yo, puede aguantar mucho tiempo haciéndose el cínico, aunque no deje de ser un pobre diablo. Hasta que te humillan. Entonces hay que correr a esconderse donde no te encuentre nadie y echarse a llorar con mocos y todo. Uno se reeencuentra con el frágil infante defraudado sobre el que se asienta la personalidad de todo adulto, y recobra a la vez el ansia de conquistar el ensueño y la imposibilidad de lograrlo. Da igual cuánto corras o cuánto midas, ese sentimiento te derrumba. Hay gente muy esforzada y gente muy mañosa, pero es demasiado complicado seguir siendo duro mientras te estás sorbiendo los mocos.
"La flaqueza del bolchevique". Lorenzo Silva
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