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miércoles, 22 de agosto de 2007

La rambla, Montevideo, la tarde, el mate...



Hay ciudades que son inexplicablemente especiales, casi mágicas. Su magia trasciende a su historia o a su belleza paisajística. Tiene más que ver con sus gentes, con ese alma colectiva que define el espíritu de una ciudad y lo agita en su ritmos rutinarios de gran urbe. Galeano y muchos otros lo intentaron explicar, porque Montevideo se reinventa cada día en boca de los que la sienten.Y existe un Montevideo para cada lengua y para cada día del año, incluso para los que no la hemos conocido a fondo y nos tomamos la desfachatez de encorsetarla y destriparla, mientras ella nos seduce.
El viento del sur, cuando el verano se despide, allá a finales de Febrero, nos invita a flotar en la Rambla.

1 comentarios:

Magda dijo...

inexplicable... una palabra indefinible que parece definir aquello que no podemos convertir en palabras... así son los sentimientos que la pequeña Montevideo me provoca cada vez que la respiro, que la siento, que la extraño... gracias por compartirlo conmigo, tengo una Coria igual de inexplicable en algún ronconcito... y lo sabés.